¿Cuál es la relación entre el territorio y las muertes violentas en la frontera norte?
Las tasas anuales de homicidios y asesinatos que observamos en el visualizador muestran una distribución particular de la violencia en la frontera norte y frontera sur del Ecuador. Las fronteras son territorios sometidos a vigilancia y control, que producen relaciones tensas y donde confluyen aspectos económicos y sociales específicos que generan nuevas formas de violencia. No obstante, las fronteras no son territorios homogéneos. Existe una pluralidad de dinámicas que contribuyen a la comprensión de la distribución diferenciada de las tasas de muertes violentas en las provincias fronterizas del Ecuador. Es así que sólo cuatro de las nueve provincias fronterizas presentan un patrón similar y constante de homicidios y asesinatos en el periodo 2010-2019, en la frontera norte (Sucumbios y Esmeraldas), y sur (El Oro).
Dendrograma realizado con las tasas de asesinato por 100.000 habitantes ↓
Dendrograma realizado con las tasas de homicidios por 100.000 habitantes ↓

¿Pero qué diferencia unas fronteras de otras? Tomemos el caso de la frontera norte. Las tasas de homicidios y asesinatos en Esmeraldas y Sucumbíos son las más altas del Ecuador. Sin embargo, Carchi y Orellana tienen una distribución menor y diferente de muertes violentas, pese a ser provincias vecinas. Conflictos por tenencia de tierras, apropiación de recursos naturales, control sobre el espacio y tráfico de mercancías son algunas de las problemáticas que marcan el territorio de la frontera norte, en particular las provincias de Esmeraldas y Sucumbios.
Promedio de tasas de muertes violentas por 100.000 habitantes, periodo 2010-2020. ↓

El mapa a continuación permite intuir la yuxtaposición de relaciones antagónicas. Una de las más evidentes es la dicotomía entre la noción homogénea del territorio estatal y la pluriterritorialidad de los pueblos y nacionalidades indígenas. La impronta de las relaciones de poder sobre el espacio definen el territorio, según Haesbaert (2013). Esmeraldas, Carchi, Sucumbios y Orellana son una franja contínuamente construida y disputada por las nacionalidades Chachi, Waorani, Awá, Épera, Secoya, Cofán, Siona, Kichwa y el pueblo Afro; cada una con formas similares y a la vez particulares de relacionamiento con los recursos naturales, con la población mestiza, entre sí y con el territorio. Al mismo tiempo, la malla territorial del estado se sobrepone abarcando o separando los territorios indígenas a través de límites administrativos; como es el caso de la nacionalidad Awá presente en Colombia y Ecuador, o el territorio Waorani dividido entre Sucumbios, Orellana y Napo. Consecuentemente, las relaciones con el estado obligan a crear fronteras étnicas, simbólicas y físicas; entre las nacionalidades, entre la propiedad privada y comunal, y entre las distintas figuras legales que legitiman el control del territorio.
Mapa territorios de nacionalidades indígenas y pueblos, y límites administrativos (provincial, y nacional Ecuador-Colombia). ↓
La presencia del estado ordena y desordena las dinámicas locales, no sin violencia. La adjudicación de concesiones mineras o petroleras, la creación de áreas protegidas, la militarización de las fronteras y las regulaciones financieras que promueven el enclave de capitales extractivos son unas de las múltiples formas en las que el estado y las industrias están presentes en la frontera norte. Lapierre y Macias (2018, 313) ejemplifican esta relación al caracterizar el papel del estado en el norte de Esmeraldas como "muy generoso con el capital y despojo de recursos naturales, y absolutamente mezquino, discriminador y racista con las poblaciones locales". Moreno (2019) en su investigación sobre racismo ambiental y despojo territorial en Wimbi (San Lorenzo-Esmeraldas) encuentra que el avance de proyectos de minería aurífera, palmicultura y extracción maderera con aprobación y negligencia estatal se traducen en un proceso de “muerte lenta” de las poblaciones afroecuatorianas. En definitiva, el desordenamiento territorial que provoca la presencia del estado y las industrias extractivas es uno de elementos que podría contribuir al continuum de violencia en la frontera norte.
Mapa de la frontera Norte- concesiones mineras y petroleras, y usos del suelo de palma y madera ↓
Los usos del suelo son otra expresión de la organización/ desorganización territorial, en tanto explican la intención con la que las personas transformamos y usamos la tierra (Lambin y Geist 2006). Como muestran los mapas anteriores, hay una superposición de territorios concesionados a la minería o extracción petrolera con territorios indígenas y reservas naturales. Ahora bien, estas no son las únicas formas de des-re-territorialización. La expansión de la frontera agrícola y urbana, la intensificación de cultivos o la reconversión de suelo deforestado en bosque son otras formas de despojo o reapropiación del territorio.
Mapa comparativo de deforestación en la frontera norte 2008-2016 ↓
La violencia estructural (Scheper-Hughes 2007, Farmer 2007) que se vive en este territorio altamente disputado, adquiere nuevas dimensiones a la luz de la violencia que viven poblaciones campesinas e indígenas al otro lado de la frontera, en Colombia. El desplazamiento forzado de la población local, la presencia de grupos armados y las fuerzas represivas del estado colombiano y ecuatoriano, multiplican la ya agotada convivencia de distintos actores sociales de la zona fronteriza. Para ejemplificar, las comunidades Épera tienen una llegada relativamente reciente al territorio ecuatoriano (alrededor de 30 años), a causa del desplazamiento de su territorio original en Colombia. Como los Épera, la llegada de migrantes colombianos y más recientemente venezolanos buscando asilo en Ecuador tiene ya una larga data.
Figura x. Nro. de refugiados bajo el mandato de ACNUR en el Ecuador total (barras) y de origen colombiano (línea), periodo 2000 - 2019 ↓

Entre el 2000 y el 2019, en promedio, el 98% de refugiados bajo el mandato del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados provenían de Colombia, sin contar el 2017 y 2018, años en los que esta proporción bajó a la mitad (50%), en favor de los migrantes de origen desconocido, aunque en gran medida probablemente venezolanos.
Las tasas de homicidios y asesinatos en la frontera norte nos hablan de una yuxtaposición entre distintas relaciones que disputan el control y usufructo del territorio. En este continuum de violencia, las muertes violentas son otra expresión.
La frontera norte y el tráfico de drogas
Por muchos años, el Ecuador fue caracterizado principalmente como un país de paso de drogas. El consumo y la producción no fueron identificados como problemas característicos de este país. Ecuador, debido a sus puertos hacia el Atlántico, y su vecindad con Colombia y Perú, es considerado un punto clave para el negocio del narcotráfico (InSight Crime). Con la firma del Plan Colombia en 1998, las políticas antidrogas ecuatorianas volcaron su atención a la frontera norte. En la última década, se caracterizó al Ecuador, como un país de producción y consumo también. Los lugares donde se identifica mayor producción se ubican en la frontera con Colombia (Rivera y Bravo 2020).
En el intersticio de las multi-territorialidades, la conservación y extracción de recursos, la economía política del narcotráfico y el crimen organizado; la frontera norte presenta complejidades que acentúan y multiplican la relación entre estos mercados y la violencia. La frontera es un espacio difuso y de experimentación para las economías locales, que encuentran la posibilidad de jugar con la legalidad, el cambio monetario, las políticas y leyes de los países vecinos. Un ejemplo, es el tráfico de gas y gasolina de Ecuador a Colombia. En tanto en Ecuador la gasolina es subsidiada, varios controles se aplican en la frontera para evitar el paso informal de combustible a Colombia. Parte del control se justifica en la asociación que establecen las fuerzas del orden en ambos países entre el comercio de gasolina y el abastecimiento de laboratorios donde se procesan drogas. Otro ejemplo, es el comercio informal-ilegal de madera o metales. Transacciones que se complementan, ocultan o superponen entre sí. La disputa por cooptar estos mercados recurre a diferentes estrategias de intimidación, desplazamiento y supervivencia.
La supervivencia de las poblaciones fronterizas se endurece proporcionalmente a las relaciones que establecen las diferentes amenazas a sus territorios. Por ejemplo, la tala ilegal de bosque, en ocasiones se acompaña de minería legal e ilegal, que abre las condiciones para asentamientos de grupos armados, vinculados al narcotráfico y crimen organizado. Uno de los casos más emblemáticos en la zona fronteriza, y donde múltiples homicidios fueron registrados, es Buenos Aires norte de Imbabura, y en la frontera con el Putumayo, territorio Siona en Sucumbios (Basantes 2020).